Las tensiones entre los dos principales partidos independentistas de Cataluña estallaron el viernes por la noche cuando el partido de línea dura Junts abandonó el gobierno de coalición regional, dejando la región en manos minoritarias de la Esquerra Republicana Catalana (ERC), más moderada.
Los dos partidos, que formaron una coalición tras las elecciones autonómicas de febrero de 2021, tienen profundos y antiguos desacuerdos sobre la mejor manera de lograr su objetivo común de la independencia catalana. ERC quiere una solución política negociada, mientras que Junts favorece un enfoque más confrontativo y unilateral para la secesión de España.
Las cosas llegaron a un punto crítico la semana pasada cuando el presidente de ERC de Cataluña, Pere Aragonès, despidió a su diputado en Junts, Jordi Puigneró, después de que surgiera que Junts planeaba convocar una moción de censura a su gobierno. El viernes, tras una votación en la que el 55,7% de sus miembros votaron por abandonar la coalición, Junts anunció que dejaba el gobierno.
“Ha ganado Junts y ha perdido Aragonès porque le creíamos capaz de liderar un gobierno de coalición y no ha sido así”, ha dicho Laura Borràs, presidenta de Junts.
Aragonès descartó elecciones autonómicas anticipadas y dijo que su gobierno minoritario «se dedicará al 100% a servir al público». También prometió una reorganización.
“Hoy todo el mundo debe pensar en el país, en Cataluña y en todos los ciudadanos, en los meses difíciles que se avecinan”, ha dicho. “Se trata de que el país gane. Esta es mi responsabilidad y la de todas las instituciones de Cataluña”.
El primer ministro socialista de España, Pedro Sánchez, que ha adoptado un enfoque marcadamente más mesurado de la llamada cuestión catalana que su predecesor conservador, Mariano Rajoy, pidió estabilidad en un momento de gran agitación internacional.
“Tener gobiernos estables es fundamental”, dijo. “Estoy a favor de la estabilidad cuando se trata del gobierno regional catalán. Sean cuales sean las circunstancias del Gobierno catalán, siempre ofreceremos la mano tendida en nombre del diálogo para lograr el acuerdo en la sociedad catalana”.
El Gobierno minoritario de ERC significa que Aragonès tendrá que hacer tratos con otros partidos para avanzar en su agenda. El PSOE, que obtuvo la mayor parte de los votos en las últimas elecciones autonómicas, ya ha dicho que está preparado para ayudar a negociar para que se apruebe el presupuesto regional.
La cuestión catalana atrajo la atención internacional hace cinco años cuando el gobierno regional del entonces presidente, Carles Puigdemont, organizó un referéndum de independencia unilateral e ilegal en desafío al gobierno de Rajoy y las cortes.
La votación atrajo una respuesta brutal y de mano dura de algunos de los miles de policías españoles que fueron enviados para detener el referéndum. Los votantes fueron sacados a rastras de los colegios electorales y golpeados, y se dispararon balas de goma contra la multitud.
Cuando los parlamentarios catalanes secesionistas siguieron votando para establecer una república independiente, el gobierno español respondió despidiendo a Puigdemont y su gabinete, asumiendo el control directo de Cataluña y ordenando nuevas elecciones regionales.
Aunque Puigdemont huyó a Bélgica para evitar ser arrestado, el tema de la independencia catalana no ha desaparecido, incluso si el apoyo está disminuyendo.
De acuerdo a un encuesta realizada este verano según el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat de Catalunya, el 52% de los catalanes se opone a la independencia, mientras que el 41% está a favor.
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