España está al borde de su primera ola de calor del año, y se espera que las temperaturas alcancen los 44 °C (111,2 °F) en partes del oeste y el sur.
Las olas de calor, definidas como al menos tres días consecutivos de temperaturas superiores a la media registrada en julio y agosto entre 1971 y 2000, son cada vez más frecuentes y comienzan antes, según la Aemet, la oficina meteorológica española. “Nos enfrentamos a temperaturas inusualmente altas para junio”, dijo Rubén del Campo, portavoz de Aemet.
Se espera que la ola de calor, resultado del anticiclón Alex y una masa de aire muy caliente sobre el norte de África, dure al menos hasta el martes y es la tercera más temprana registrada. La última vez que llegó una ola de calor tan temprano fue en 1981.
Sigue al mes de mayo más caluroso registrado, con temperaturas el mes pasado tres grados por encima del promedio.
La Aemet calcula que el calentamiento global hace que el verano español comience entre 20 y 40 días antes que hace 50 años. Ha habido olas de calor el 10 de junio desde 1975, cinco de ellas desde 2011 y, suponiendo que esta dure tres días, en los últimos 12 años habrá habido una ola de calor en junio cada dos años.
El año pasado fue el más cálido y seco de España registrado, con temperaturas que alcanzaron un máximo histórico de 47,4 ° C en Montoro, en la provincia sureña de Córdoba. En general, en todo el país, la temperatura promedio fue de 0,5 °C por encima del promedio de 1981-2010. Y 2021 no fue único, sino el último de una serie de años calurosos.
“Por primera vez hemos visto ocho años consecutivos con temperaturas por encima del promedio”, dijo Del Campo. “Hay una clara tendencia a que las cosas se pongan más calientes”.
Estos años calurosos no han ido acompañados de años fríos. En los últimos 10 años, solo se han registrado 14 días excepcionalmente fríos, en comparación con 146 excepcionalmente calurosos.
Con poco tiempo para aclimatarse a lo que normalmente serían las temperaturas de pleno verano, las personas corren un mayor riesgo de sufrir un golpe de calor, mareos y dolores de cabeza. También será más difícil conciliar el sueño, con temperaturas nocturnas de 25C -oficialmente «noches tórridas», según la Aemet- o en algunas zonas de 30C, conocidas como «noches infernales».
Un estudio realizado el año pasado en ciudades de España, Portugal, Francia e Italia reveló una relación entre la mortalidad y las altas temperaturas nocturnas.
El departamento de salud de España ha advertido a las personas que permanezcan en el interior tanto como sea posible y que eviten hacer ejercicio durante las horas más calurosas del día. También se insta a las personas a beber mucha agua y evitar el alcohol.
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